domingo, 21 de septiembre de 2008

Generation Kill



El problema con las películas y las series de TV que quieren siempre ir un poco más allá en el realismo, que pretenden ofrecer transgresión, en un panorama en que ya hemos visto casi todo, desplazando el límite alcanzado en la exhibición de la cruda realidad un poco más allá es que pueden acabar confundiendo innovación con un hiperrealismo sucio tan falso como las películas rosas, pero indudablemente más autocomplaciente e infinitamente más soez.


Eso es lo que le ocurre a Generation Kill, la última obra de los creadores de la aclamada The Wire, en que la sorprendente falta casi absoluta de hechos que narrar, más allá de lo ya conocido por los medios de comunicación, se sustituye por un retrato delibera y desesperadamente apegado a los comportamientos más cotidianos de un grupo de sujetos, unos militares estadounidenses en su campaña de ocupación de Irak, los cuales desde luego no representan a la media de la población, sino posiblemente a sus estratos más bajos social y culturalmente hablando, con lo que si sus comportamientos no se contextualizan en una materia argumental relevante que les dote de algún interés, lo que no es el caso, acaba quedando tan solo el retrato crudo de unos individuos sin ningún interés dramático con cuyos comportamientos y preocupaciones no hay posible identificación ni casi comprensión. Sólo uno o dos de ellos tienen algún interés como personajes, pero sus caracteres no encuentran ningún desarrollo en el guión.


Así las cosas, y sin grandes batallas que narrar, sólo queda un supuesto retrato cotidiano, encantado con el realismo sucio, de un grupo de militares en campaña, en el que paradójica pero significativamente hay más diálogos que en una serie histórica de la BBC. El problema es de qué personajes vienen aquéllos y de dónde éstos.



sábado, 6 de septiembre de 2008

¿Dónde está el liberalismo?

Cuando los izquierdistas de todo el mundo acusan a Estados Unidos (EEUU) de sociedad y economía salvajemente neo-liberales, demuestran no tener ni idea del percal sobre el que vierten sus prejuicios ideológicos, como lo demuestran también los anticomunistas viscerales que alaban a la sociedad y economías norteamericanas como paraíso en el que la libertad económica y de empresa se hace sinónimo y requisito de la libertad social y política.


Para cualquier estudioso de mediano nivel ya se hizo evidente con el Gobierno de Ronald Reagan que una cosa era el liberalismo económico y otra muy distinta el carácter de su política económica, consistente en una brutal inyección de dinero público al sistema económico norteamericano a través de los renacidos gastos militares y espaciales.


Más de 20 años después volvemos a disponer de un caso de libro para desmentir la supuesta neutralidad del sistema y de los gobiernos estadounidenses respecto a la economía de libre empresa y al capitalismo resultante: Dos de las principales entidades hipotecarias de ese país o, lo que es lo mismo, dos de las empresas con mayores ganancias en EEUU, pero, por extensión, también en todo el mundo (Fannie Mae y Freddie Mac), serán intervenidas de forma directa por el Gobierno de Bush, precisamente uno de los Presidentes generalmente considerados más neoliberales en muchos años, con el fin de que no quiebren y arrastren en su caída a más empresas norteamericanas, en un contexto de crisis económica que sólo explica muy parcialmente el origen de los problemas de estas compañías.


Cuando estas grandes corporaciones ganan dinero a espuertas, nada de impuestos salvajes, que se han merecido su éxito y sólo deben disfrutarlo sus millonarios directivos y, en otra medida, sus empleados. Pero, eso sí, si pierden, ahí están los contribuyentes de a pie para arrimar el hombro e impedir, a costa de restar inversiones en otros sectores públicos, que las macrocompañías se hundan.


En el escenario crítico más benevolente que imaginarse pueda, estas grandes compañías podrían haber entrado en números rojos como consecuencia exclusivamente de una crisis externa sobre la que no hubieran tenido ninguna responsabilidad. Pero no es el caso. La situación a que se han visto abocadas responde únicamente a su palmaria irresponsabilidad y a su burda avaricia, puesto que en un relativamente corto espacio de tiempo otorgaron adquirieron infinidad de hipotecas basura (que luego colocaron en el mercado financiero en forma de bonos) que previamente los bancos habían otorgado sin el habitual mínimo de garantías a casi todos los consumidores trepas, ambiciosos, volubles o, simplemente, estúpidos que querían vivir por encima de sus posibilidades, sin importarles endeudarse desproporcionadamente para adquirir una propiedad inmobiliaria. Por cierto, que de esto último sabemos en España un poco: no hay más que ver los carteles de las fachadas de las fincas, que en su mayoría quedarán desatendidos, cuando sus propietarios han tenido varios años para conseguir a tiempo un aumento anormal de sus inversiones iniciales.


Jugaron a la ruleta rusa, y cuando perdieron, como acaba perdiendo todo el mundo que juega mucho tiempo en un casino, se vieron sorprendidos con que el Gobierno más estúpido o más sinvergüenza les devolvió gran parte de sus pérdidas a cuenta de los impuestos de todos los contribuyentes.


¿Dónde está el tan denostado liberalismo...?




martes, 26 de agosto de 2008

Criterios de la Unión Europea

La Unión Europea ha manifestado por boca de un portavoz autorizado que el anuncio del reconocimiento por parte de Rusia de las declaraciones de independencia de las repúblicas rebeldes de Osetia del Sur y Absajia respecto a Georgia es lamentable e inaceptable.

Cuando la razón de Estado se manifiesta a través de organismos internacionales es especialmente hipócrita o, mejor dicho, cínica. ¿Qué hacía en 1995, o incluso tácitamente desde antes, la Unión Europea sino convalidar ilegalmente la declaración de independencia también unilateral por parte de Eslovenia y Croacia, que tanto contribuyó al advenimiento de la guerra en Bosnia-Herzegovina a partir de ese año, al proporcionarle en bandeja de plata a Milosevic coartadas frescas a su nacionalismo expansivo y etnicista?

¿Y qué hacia la Unión Europea este mismo año, cuando Kosovo declaró también unilateral e ilegalmente su independencia de una Serbia ya aceptablemente democrática, sino dar su aquiescencia a la misma por la vía de la callada?

lunes, 18 de agosto de 2008

Rafael Nadal, el más grande.




















El deportista español más grande; en realidad, de hecho, el deportista que no parece español y que, en cualquier caso, debería ser un ejemplo para todos: para los que no luchan con convicción, para los que no tienen personalidad o tienen demasiados complejos, pero también para aquéllos que en sus declaraciones a los medios de comunicación sólo saben soltar insípidos lugares comunes.









lunes, 11 de agosto de 2008

Déficit democrático en los países occidentales


















Si eres de los que todavía creen que los políticos a quienes votas son verdaderamente los que gobiernan en tu país. Si crees que la democracia en la que vives es la mejor que puedes conseguir, si crees que las leyes del mercado y el libre comercio son la respuesta a los problemas de la humanidad y que las empresas privadas son siempre más eficaces y mejores que las públicas por el mero hecho de serlo. Si crees que las grandes empresas multinacionales y corporaciones conocen algún límite o que, aunque sea ocasionalmente, se mueven por algún interés altruista distinto al de hacerse más poderosas cada día a la vez que engordan sistemáticamente los bolsillos de sus accionistas. Si no has odio hablar nunca del déficit democrático, tal vez ya va siendo hora de que veas alguno de estos vídeos que enlazo a continuación. Son tres documentales de casi una hora cada uno. Si quieres, puedes empezar por el primero a ver qué te parece. Tómatelo con calma, el mundo no se hizo en un día, ni se estropeó en un día, ni lo vamos a arreglar de hoy para mañana. Eso sí, como no empecemos a mover las cosas en una dirección distinta a la que están siguiendo desde hace casi un siglo, no solo no llegaremos a ninguna parte, sino que, con toda seguridad, la vida va a ser en un futuro nada lejano muy distinta a como la conocemos. Y por supuesto, muy diferente a cómo la queremos.

  1. The Corporation. Instituciones o Psicópatas - 1(3) La Patología del Comercio
  2. The Corporation. Instituciones o Psicópatas - 2(3) Planeta S.A.
  3. The Corporation. Instituciones o Psicópatas - 3(3) Evaluación
De Momo, de la bitácora Momeces.

Respuestas (en la misma entrada)

Hola.
Me parece muy bien profundizar en las democracias llamadas despectivamente por muchos como formales. Pero mucho más urgente es acabar con las dictaduras, éstas sí formales y reales. Y entre ellas está ésa de la que casi nadie de izquierdas dice nada demasiado negativo, porque, de alguna forma, sus dirigentes “son de los nuestros”: la castrista.
Cuando empiece a haber un cierto consenso, como lo había contra la de Pinochet, contra la cubana, entonces, y sólo entonces, empezaré a darle prioridad en mi agenda de preocupaciones, a la profundización de las democracias occidentales.
Hasta luego
Por: El Abuelo el 9-Agosto-2008
a las 2:28 pm



Abuelo, el bloqueo norteamericano no tiene que ver con que en Cuba haya o no una dictadura.
Las democracias como la norteamericana son para mí mucho más peligrosas a escala mundial que las dictaduras de cualquier signo que solo afectan a un país. Recordemos que la URSS ya no existe y por tanto ya no hay política de bloques que justifique el anatemizar y putear a gobiernos enemigos (de USA) como el de Irán o Venezuela por poner dos casos bien diferentes.
El imperialismo norteamericano es tan nefasto y peligroso (y por supuesto tan poco democrático) que, en mi caso, me empuja hacia la tolerancia a gobiernos, como el cubano, que utilizan medios poco ortodoxos para defenderse de la injerencia de los EEUU.
No creo en el comunismo, pero menos aún en el imperialismo, el corporativismo y el neoliberalismo… que en estos momentos es lo que pone en peligro la vida en el tercer mundo e incluso en el primero y, desde luego, da por saco a todos los pobres o medio-pobres, sin importar donde vivamos.

Momo, lo que ha habido y hay todavía contra Cuba por parte de los EEUU no es un bloqueo, como se ha solido decir por parte de los izquierdistas que simpatizan con el régimen cubano, sino un embargo, que no es lo mismo. Los Gobiernos que quieren comerciar con Cuba, como el canadiense, el español o la inmensa mayoría de los europeos, lo hacen sin ningún problema -, como no podía ser de otra manera, tratándose de países soberanos-.
¿Que el embargo de EEUU contra Cuba ha tenido que ver con que en el país caribeño haya una dictadura? Sólo y exclusivamente en la medida en que el régimen castrista lo ha utilizado como coartada. Castro y el resto de dirigentes de la Revolución, pese al embargo, tuvieron suficiente margen de maniobra para haber evitado en su día caer en una dictadura, y, simplemente, lo desecharon. Era más fácil pasar por víctimas abocadas a soluciones drásticas que construir una democracia que justificara el esfuerzo de derrocar a Batista. Y en cualquier caso, una situación económica, por muy difícil que sea, no legitima NUNCA una dictadura, que no es simplemente una defensa con métodos poco ortodoxos. Ésta es la cuestión.
Hasta luego


Abuelo, no puedo ni quiero justificar ninguna dictadura. Solo me parece que Estados Unidos es una amenaza real y que los gobiernos de otros países que no quieren someterse a sus dictados emplean las armas que creen convenientes para defenderse.
Te recuerdo que Panamá es poco menos que un robo de USA a Colombia, que la guerra de Cuba se produjo pq los USA ya tenían planes muy claros sobre esas islas cercanas (para ellos). Qué decir, de Chile, Guatemala y Salvador. De Irán e Irak.
Estados Unidos es un mal amigo y un pésimo enemigo y su democracia no vale lo que tres dictaduras juntas, muy especialmente para quienes están fuera de sus fronteras, pero tb para los que están dentro…
Y en Europa nos quieren vender ese mismo producto caducado y tóxico… y por ahora parece que lo estamos comprando.
Aunque veo que a menudo no estamos de acuerdo, agradezco mucho tus comentarios. Un abrazo.

domingo, 10 de agosto de 2008

"Hormigas en la boca"

Estupenda historia y diseño de personajes... hasta el último tercio.
Después de algunos años desde su estreno en los cines, me enfrentaba a la visión de la última película de un director apreciable como Mariano Barroso con mucho escepticismo, dadas las críticas que había leído entonces y lo desapercibida que pasó por la cartelera, así como los irregulares, parcialmente fallidos últimos trabajos de este realizador, que en realidad son todos menos el primero, Los lobos de Washington.

Sin embargo, la historia me atrapó desde el principio, no sólo por su atractivo en sí misma (cine negro en Cuba con raíces en la situación política de la España más dura de la posguerra civil...), sino también por su tratamiento (flash backs muy bien dosificados) y por sus actores (difícil encontrar un reparto de esas edades mejor, con especial mención al que, quizá con Javier Bardem, es el mejor actor español de mediana edad, como Eduard Fernández, que aquí además disfruta del protagonismo absoluto). También por los buenos diálogos y por la ajustada ambientación, a lo que ayuda la banda sonora.

Pero cuando, por la altura del metraje, parecía que difícilmente podía bajarse de ese buen nivel, y coincidiendo con la desaparición de los flash backs, que en esta cinta no suponen retórica visual modernilla, sino explicaciones necesarias para la comprensión de la historia y de sus personajes, de repente ésta se encamina lineal, directa y precipitadamente hacia un desenlace decepcionante, no sólo por resultar incomprensible la reacción final de Eduard Fernández, a la vista de que ninguna información relevante se nos da acerca del personaje de Ariadna Gil que la pueda motivar, sino también porque uno de los ganchos de la historia es la identificación del espectador con su protagonista y su redentora misión, medio-personal / medio-política, llevada a cabo por encima de cualquier obstáculo, en un entorno hostil, de forma casi suicida. Identificación que sufre un desagradable jarro de agua fría en el desenlace.

Aunque lo habitual es criticar la excesiva extensión de numerosas cintas, en ésta ocurre precisamente todo lo contrario. Falta materia argumental para redondear la historia debidamente, pero también para algo más básico, como es justificar la reacción de los personajes en el último tercio del metraje, en la parte decisiva. Aquí no hay complejas y sofisticadas elipsis, sino lisa y llanamente falta de información para rellenar un guión incompleto.