jueves, 14 de enero de 2010

Desastre lingüístico poco humanitario (con los lectores).



Ahí está. En la portada de ELPAÍS.com de hoy. Para que se vea bien. Ni dos cabezas y cuatro manos (los de la tal Laura y el tal Fernando) han sido capaces de darse cuenta de que un desastre no puede ser nunca humanitario, de que esas dos palabras juntas repelen a la lengua en que escriben esos dos insignes periodistas. Pero ya se sabe, al periodismo actual le importan los hechos y la sensación que produzca su relato: las reglas elementales de la lengua en que sean contados es un lujo que no se pueden permitir sus voceros, por muchas carreras universitarias que hayan cursado. Y es que hay algo mucho más importante que estudios superiores y prácticas: leer, coño, leer. ¿Es tan difícil para alguien que dedica su vida profesional al periodismo...?

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